Pincha aquí para acceder al blog de Lurei.
Pincha aquí para acceder a la primera carta.
--------------------------------------------------------------------------------------------------------------------
Querido Mario,
Dicen que el
amor está donde menos te lo esperas: en el café de la esquina, en el banco del
parque más cercano, paseando a tu lado en un centro comercial… o, en mi caso,
sentado en tu misma clase. ¿Cómo explicarte lo irónico de la situación? Llevo
meses enamorada de ti y no me atrevía a acercarme por miedo al rechazo. Y hoy
me encuentro con esta carta en la que me declaras tu amor… Me siento
ridículamente estúpida, y me apena pensar que he perdido tanto tiempo de estar
contigo por un temor infundado.
Quiero decirte
que me encantas, siempre lo has hecho. Me gustas cuando tartamudeas de puro
nerviosismo, cuando bajas la mirada en un alarde de timidez, cuando siento la
atención de tus profundos ojos negros sobre mí. Me gustas cuando te sonrojas
como un niño pequeño, y cuando crees que no te escucho y te ríes libremente. Me
encanta tu risa, sincera e inocente.
Y por supuesto
que recuerdo aquel día, en la excursión… Me lo estaba pasando bien con mis
amigos, pero no podía evitar darme la vuelta constantemente para comprobar si
estabas cerca, si me veías. Y tú estabas tan solo… Creí que rechazarías el
ofrecimiento de venir con nosotros. Nunca fuiste demasiado extrovertido, pero
ese es uno de los muchos encantos que desconoces que tienes. El pequeño
incidente del refresco no me molestó lo más mínimo, al contrario, me hizo reír.
No debes preocuparte por eso.
Así que
supongo que todo esto podría resumirse con un “Yo también estoy enamorada de ti”, pero sería demasiado directo,
demasiado simple, cuando la realidad dista mucho de ser sencilla. Además, te
conozco, sé que estarás pensando que esta carta no es más que una broma cruel
para reírme de ti. Pero créeme, no lo es.
¿Quieres una
prueba? Esta mañana encontré tu mensaje entre las páginas de mi libreta, y lo
primero que hice fue ponerme a elaborar la respuesta. La dejé entre las raíces
del viejo roble del patio. Sí, justo donde sueles sentarte a pensar. Sí, justo
donde estás ahora mismo, leyendo mi carta.
Llevo un rato
esperando verte aparecer, sentada a la sombra, unos metros más allá. Seguro que
no sabes dónde estoy.
Pero, ¿y si te
das la vuelta? No, no te gires todavía. Piensa primero en lo que te estoy
diciendo. Cuando me veas, estaré sonriendo. Será mi manera de decirte que te
quiero. Que me encantas tal y como eres, con todos tus defectos y tus virtudes.
Que estoy totalmente enamorada de ti.
¿Estás
preparado?
Ahora. Date la
vuelta.
¿Puedes ver mi
sonrisa?
Alicia
¡No me canso de leerlo! ;) ¡muy bien!
ResponderEliminar