viernes, 11 de abril de 2014

El día de días

Recuerdo a l@s lector@s que el objetivo de estas reflexiones es únicamente expresar mi opinión acerca de determinados temas. En ningún momento pretendo cambiar la forma de pensar de quienes me lean, ni imponerles nuevas perspectivas del mundo que nos rodea: solo quiero compartir las mías, y tú estás invitad@ a hacer lo mismo en los comentarios.
Un abrazo muy fuerte,
MA.A
 

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        Hoy quiero estrenar esta nueva sección del blog con una breve reflexión sobre algo de lo que me habló una profesora hace tiempo: el día de días.
         Probablemente te hayas dado cuenta de que a lo largo del calendario puede verse muchas fechas señaladas como importantes o especiales por estar dedicadas a determinados grupos de personas, como es el caso del día de la madre, el del padre, el del profesor, el de la mujer trabajadora, el de San Valentín…
 
 
        No dudo que la intención de algunas de estas festividades pueda ser inocente y real, como el día de la paz, pero a fin de cuentas, si lo piensas con calma verás que no deja de ser todo bastante ridículo. Si el propósito es incentivar la paz por todo el mundo, lo lógico y práctico sería hacerlo todos los días, y no indicar que es suficiente con ser buenos y no pelearse un día al año. Las guerras no cesarán solo con eso.
         Los “días de días” son también una mera forma de incitar al consumismo, y dado que somos parte de una sociedad que tiende a seguir a las masas, parece bastar con que alguien declare una fecha en concreto como momento especial para que todo el mundo se apresure a abastecerse de objetos mayoritariamente inútiles, que olvidarán y tirarán más tarde, pero que les harán sentirse acordes con lo celebrado. ¿A quién beneficia esto? A los compradores, desde luego que no.
         Además, que estos días suelen ser otra demostración de lo hipócritas que podemos ser los humanos. ¿Quieres un ejemplo? Piensa en San Valentín. Es sorprendente la cantidad de parejas que se pasan el día regalándose cosas y haciéndose arrumacos para no desentonar incluso cuando están a punto de romper su relación.
No creo que tener un “día de los enamorados” sea correcto, porque estadísticamente es mucho más probable que te den ganas de demostrar tu amor por alguien cualquiera de los otros 364 días del año, aunque solo sea por pura proporción. ¿Por qué restringir esas declaraciones de cariño a 24 horas en concreto? ¿Por qué no regalar una caja de bombones con forma de corazón un 13 de agosto, o llevar a tu pareja a pasear a la luz de la luna un 25 de septiembre, o incluso organizar una cena romántica con velas aromáticas y tarjetas rojas un 8 de julio?
 

 
         ¿Y qué me dices del día de la madre y el del padre? ¿Nunca le regalarás una rosa a ella en pleno diciembre, o una camisa a él a principios de enero, o un abrazo a ambos llegando el final de octubre?
         Yo reconozco que celebro algunas de estas fechas, o al menos, trato de no actuar muy en contra de lo “requerido”, pero hay muchas otras con las que no comulgo demasiado debido precisamente a eso: no son más que pruebas casi sólidas de lo mucho que nos cuesta ser espontáneos, originales y diferentes, salir de la comodidad de la rutina y declarar lo que pensamos o sentimos porque queremos hacerlo, y no solo porque lo diga un calendario.
 


 
        ¿Y tú? ¿Qué opinas de los días de días?

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